Se puede decir que en esta vida tan solo existen
dos tipos de problemas, los que tienen solución y los que no, pero tendemos a
darles más vueltas de lo que verdaderamente deberíamos, porque si algo no tiene
solución, ¿Por qué malgastar nuestro tiempo tratando de buscar solución a lo
que no lo tiene? ¿Por qué torturarnos a nosotros mismos? ¿Por qué tratar de
buscar una explicación a lo que no lo tiene? Posiblemente porque somos seres
racionales, y nos gusta encontrar un porqué y una explicación que nos satisfaga
a todo, pero hay veces que las cosas deben dejarse como están, sin más.
Y después estaban los otros tipos de problemas,
los que tienen solución, por tanto si la tienen, no hay más que aplicarla, ¿Por
qué demorarnos? ¿Por qué darle más vueltas de las estrictamente necesarias?
Probablemente porque tratamos de tomar la decisión más adecuada, la que se
aproxime más a lo que esperamos, pero las cosas no siempre tienen porque salir
como esperamos, o a veces están condicionadas también por otras personas que no
sabemos cómo pueden actuar ante determinadas situaciones. Por tanto tan solo
nos queda actuar o vivir esperando por lo que quizás nunca ocurra.
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