Me encanta caminar por el camino de tablas que
conduce a la playa, quitarme los zapatos antes de llegar al final, pisar la
arena, enterrar los pies y sentir la calidez en ellos y comenzar a caminar
hacia la orilla, llegar, cerrar los ojos, respirar profundamente al tiempo que
la brisa me acaricia suavemente y juguetea con mi pelo con sus dedos, al tiempo
que las olas vienen y van intentando atrapar mis pies, para que no pueda
marcharme jamás.
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